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MUJERES DESTACADAS - I



María de Maeztu y Susan Huntington pioneras de la educación femenina en España.


Desde mediados de la década de 1980, marzo se reconoce tradicionalmente como el Mes de la Historia de la Mujer en Estados Unidos, pero las primeras celebraciones de los derechos de la mujer comenzaron a principios del siglo XX. A partir de 1909, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Dinamarca y Austria, entre otros países, comenzaron a celebrar el 8 de marzo como el Día de la Mujer. También fue el 8 de marzo de 1910 cuando el gobierno español aprobó una orden legislativa que permitía a las mujeres matricularse en la universidad sin el permiso de su padre. Ese mismo año se declaró oficialmente el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, aunque la ONU no lo reconoció hasta 1975.


Este día es importante, entre otras cosas, porque permite celebrar los logros de las mujeres a lo largo de la historia y de la sociedad y darles la voz y la visibilidad de la que históricamente han carecido. No es que las mujeres no hayan logrado grandes cosas en la historia, es que no han recibido el crédito ni la visibilidad adecuados. A estas alturas no es ningún secreto que las mujeres siempre han estado presentes y han participado activamente en la sociedad, pero sus acciones, derechos y logros han sido raramente reconocidos. Es en esta nota que cada semana durante este mes de marzo Espuela Infinita celebrará las vidas y obras de las mujeres españolas a lo largo de la historia. Este es nuestro pequeño homenaje a aquellas mujeres que participaron en la construcción de una sociedad mejor en España.


Este primer post estará dedicado a dos notables pedagogas cuya visión, trabajo y estrecha colaboración marcaron un nuevo horizonte para la educación femenina española a principios del siglo XX. María de Maeztu y Susan Huntington, dos educadoras apasionadas que provenían de distintas partes del mundo y de sistemas diferentes, pero cuya estrecha colaboración y determinación dieron lugar a uno de los proyectos educativos femeninos más importantes de nuestra historia.

María de Maeztu Whitney es una de las educadoras españolas más importantes de principios del siglo XX. Nacida en Bilbao, en el seno de una familia muy vinculada a la élite intelectual de la época, como Miguel de Unamuno o José Ortega y Gasset, su carrera como maestra se inicia a muy temprana edad ayudando a su madre en la Academia Anglo-Francesa para Niñas de Bilbao. Pronto se trasladó a Madrid para continuar sus estudios, pero tuvo la oportunidad de participar en uno de los objetivos más importantes del Ministerio de Instrucción Pública de la época: mejorar el obsoleto sistema educativo español. Fue entonces cuando tuvo la oportunidad de viajar a Inglaterra primero, para conocer los nuevos modelos y métodos en la educación infantil. Luego viajó por Europa visitando y trabajando con Decroly en Bélgica o María Montessori en Italia. Cada año regresará a España para aplicar todo lo aprendido en el extranjero con dos objetivos principales; implantar un sistema de educación primaria en todo el país y formar a los maestros en todas las nuevas y modernas metodologías.


En 1910 fue invitada a dar clases de español en el Instituto Internacional para y es entonces, que conoce a Susan Huntington la Directora de la escuela. Esta amistad fue el inicio de una intensa y fructífera colaboración entre las dos mujeres. De la mano de la Sra. Huntington, Maeztu conoció el sistema educativo estadounidense, viajó mucho por el país, realizó cursos en algunas de las instituciones más prestigiosas y recibió un título honorífico en Derecho (LLD) del Smith College. De vuelta a España, adaptará posteriormente muchas de las estructuras organizativas y metodologías de enseñanza estadounidenses a los proyectos de los que era responsable.

Es en 1915 cuando Maeztu es nombrada directora de la recién creada Residencia de Señoritas en Madrid y es en esta empresa donde su colaboración con Susan Huntington será fundamental ya que la escuela debía ser diseñada siguiendo los principios educativos de los históricos Women Colleges de Estados Unidos. Maeztu apoyó la libertad de pensamiento y la responsabilidad en la educación de las mujeres y fomentó un ambiente de aprendizaje constante no sólo a través de las clases sino con conciertos, conferencias, debates literarios, exposiciones científicas, musicales o de bellas artes, que fueron impartidas por intelectuales y personalidades. La Residencia de Señoritas se convirtió en un proyecto de gran éxito que creció rápidamente con el tiempo y de 15 alumnas en 1915 pasó a más de 1.000 en 1931.


Susan Huntington vino del otro lado del Atlántico y nació en la pequeña ciudad de Norwich (Connecticut) el 25 de noviembre de 1869, comenzó sus estudios universitarios en 1890 en el Wellesley College, un conocido colegio femenino del norte de Estados Unidos. A los pocos años de estar en la universidad tuvo que ausentarse de los estudios por motivos de salud y decidió viajar a España para trabajar como voluntaria como profesora de inglés en el Instituto Internacional para Niñas, un innovador proyecto educativo que Alice Gordon Gulick, su antigua profesora, había desarrollado en San Sebastián. La nueva escuela para niñas se había hecho muy popular por las modernas metodologías pedagógicas muy alineadas con las de la Junta de Ampliación de Estudios de Madrid. Esta experiencia enseñando y viviendo en España permitió a la joven Susan aprender bien el idioma y familiarizarse con nuestra cultura española.


En 1898 regresó a Estados Unidos para finalmente graduarse en Wellesley dos años después, en 1900, justo después se trasladó a Puerto Rico como profesora de pedagogía en la universidad. Se adaptó rápidamente a la vida de la isla, su conocimiento del idioma, su flexibilidad y su talento la ayudaron a integrarse rápidamente en la comunidad académica. Su carrera despegó de inmediato, y pasó de ser profesora de la escuela de educación a ser nombrada directora de la Escuela Normal y luego decana del Colegio de Mujeres de la Universidad de Río Piedras. Después de esta carrera fulgurante, decidió tomarse un descanso y volver a la Universidad de Columbia para cursar una maestría. Ya no volverá a Puerto Rico, sino que regresó a España.


Tras completar el máster en Nueva York, fue nombrada directora del Instituto Internacional de Madrid, la continuación del proyecto de la Escuela Internacional para Niñas de la Sra. Gulick, que se había trasladado a Madrid. Fue entonces cuando conoció a María de Maeztu, en 1910, y pudieron compartir, complementar y potenciar mutuamente sus experiencias educativas.


El Instituto Internacional para Señoritas fue diseñado como una escuela para mujeres, y ofrecía todo tipo de cursos en diferentes campos, incluyendo literatura, economía, biología, química o pintura, se ofrecía música y deporte, era justo el modelo que Maeztu buscaba para adaptar a España. El Instituto Internacional era un centro de innovación en el que convivían y aprendían alumnos y profesores de distintas partes del mundo. Los profesores de Estados Unidos aportaron nuevas metodologías pedagógicas centradas en proporcionar una educación integral, la enseñanza de la disciplina y la responsabilidad junto con todas las disciplinas académicas, las artes, el lenguaje y los deportes. Todos ellos, principios que María de Maeztu adaptó en la Residencia de Señoritas.


La colaboración de María de Maeztu y Susan Huntington dio paso al desarrollo de los anteriores programas de movilidad y juntas pusieron en marcha programas de intercambio con diferentes universidades estadounidenses que facilitaron que más de 50 alumnas españolas tuvieran la oportunidad de estudiar en las mejores universidades de Estados Unidos.


Este ejemplo de colaboración femenina internacional fue clave para el desarrollo de la educación femenina en España. Juntas, estas dos líderes visionarias transformaron la vida de muchas jóvenes tanto en España como en Estados Unidos. La Guerra Civil española acabó con estos proyectos únicos, pero no los borró de nuestra historia.


Sólo se borrarán si nos olvidamos de ellos. Por eso quiero celebrar a estas mujeres únicas, rendirles homenaje y a todas las alumnas que tuvieron el privilegio de estudiar con ellas. Gracias a ambas, doña María y doña Susana, por abrir nuevas oportunidades para el entendimiento intercultural en la educación y por ser un ejemplo para las jóvenes de principios de los años 20 y ahora.

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